lunes, 28 de diciembre de 2009

Me bastaba. Cap 4

El auto venía hacia mi, no paraba, cada vez estaba más cerca de mi… me quede paralizada, no me podía mover, algo me impedía levantar mis pies. El automóvil me tiró en plena calle, por suerte no había muchas personas, me quede inconsciente por unos minutos, pero luego desperté seguía tendida en el suelo, cuando escuche como se abría la puerta del automóvil y alguien se bajaba. Escuchaba como sus pasos se dirigían hacia donde yo me hallaba.


Se arrodilló a mi lado- estas bien? – pregunto.


Estoy bien… va, creo – dije mientras trataba de levantarme – Ay! – grite, mientras me volvía a recostar en el piso.


Creo que debo llevarte a un hospital – sugirió – Te ves adolorida…


Hem, no creo que el hospital sea necesario, no estoy tan adolorida, pensé que ser atropellada por un auto dolería más – dije mientras sonreía


¿Estas segura?- dijo con tono de preocupación pero también sonrió.


Si, segura – respondí aparentando seguridad. Pero… quién era él? Su voz era tan dulce… No lograba ver su rostro, hasta que hice un esfuerzo y levante la cabeza. Era nada más y nada menos que el chico ese del colegio, ese que me parecía tan extraño, era él! Pero como? Justo él?, antes de que pasara todo esto yo estaba pensando en él y deseé que apareciera y apareció!. Eso era más raro que todo…


Él volvió hacia mí y me tomó en sus brazos, me levantó del suelo – Te llevaré a casa, soy Thomas- dijo sonriendo.


OK, gracias, soy Agustina, Agus. – respondí mirándolo a los ojos, sus ojos brillaron, pude verme reflejada en ellos, eran hermosos.


Mientras íbamos en el auto el silencio era reinante, me preguntó en donde vivía y yo le dije mi dirección, esa fue toda la conversación. Hasta que le dije: Creo que vamos al mismo colegio


S-si… me pareció verte hoy – dijo en voz baja, sin desviar su mirada del camino


Si?- pregunte nerviosa – eres nuevo? – añadí


Si, soy nuevo, soy estudiante de intercambio – dijo


Ah, con razón- dije, lo último lo dije en voz muy baja, solo para mí. Pero de todos modos él sonrió, creo que me escucho.


Hemos llegado parece- dijo mirando la casa.


Si, hemos llegado- dije sonriendo- gracias.


No tienes que agradecerme nada, casi te mato- dijo mirándome – perdón por eso.


Bueno, te perdono, no te preocupes estoy bien- dije entre pequeñas risas. Agarre mi bolso y me baje lentamente del carro, cerré la puerta y por la ventana le dije: Adiós- mientras sonreía. Él me respondió: Adiós, Agus, cuídate – añadió. Lo haré- dije mientras movía mi mano en forma de adiós.


Abrí la puerta de la casa y entre, salude a mi madre, pero me fui directo a mi habitación, no quería que nadie note que estaba golpeada, que algo me había pasado. Me sentía tan feliz, no entendía porque estaba feliz, mi felicidad no tenía explicación o si la tenia?


Pase horas encerrada en mi cuarto pensando en él, eso hacia muy amenudo desde ese día. Pero no pensaba en él como antes, que era extraño, que tenía que averiguar cosas sobre el, no! Ya no pensaba así, me quedaba pensando en su sonrisa, en su voz, en ese momento que me cargó en sus brazos, pero igualmente me parecía extraño, diferente a lo demás pero no me molestaba ni me inquietaba por eso, como hacia antes. Era como si fuera que cuando nuestros ojos se encontraron, no conectamos.

Lo acababa de conocer es cierto, no sabía casi nada de él, pero a mi me parecía que lo conocía desde antes, me sentía cómoda y bien a su lado, lo poco que sabía me bastaba…




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